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PAPANTLA

BAJO LA LLUVIA

TUS HIJOS VUELAN

 

Rodrigo Ímaz ha ido trabajando sus imágenes gráficas como aforismos visuales sobre la crisis ecológica del planeta. En pleno estallido del calentamiento global, sus grabados denuncian el modo irracional en que hemos entablado nuestras relaciones con el resto de la naturaleza. Referenciando obras clásicas del arte contemporáneo, como el célebre urinario con el que Marcel Duchamp denunció la decadencia del arte y de los circuitos oficiales de su tiempo, Ímaz denuncia cómo hemos convertido el agua en el vehículo y depósito de nuestros desechos y lo lleva al extremo al engarzarle tentáculos de pulpo señalando nuestro sistema suicida de uso del agua. A lo largo de otros dieciocho grabados realizados con la técnica del aguafuerte, aguatinta y punta seca, Ímaz interpela los dilemas de una actualidad al borde del colapso por la escasez de agua, el cambio climático y la contaminación industrial. 

La exposición que presentamos en Flavia abre con unos Voladores de Papantla que giran gracias al mecanismo del Molino de Chocolate, una de las formas de la misteriosa maquinaria compositiva del Gran Vidrio, otra obra clásica de Duchamp. Retomando un elemento de las culturas indígenas del norte del estado de Veracruz y de otras regiones de México, como son los Voladores, el artista lo propone la dicotomía de un emblema del arte contemporáneo y un emblema de las tradiciones indígenas veracruzanas. Al final, el chocolate del molino de Duchamp es producto de un cultivo que los pueblos originarios aportaron al mundo. Y aunque Papantla es más conocida por la Vainilla, también es una región donde el cacao y el chocolate son producidos desde hace milenios. Se trata de situar dos fuentes de vida enlazadas en una sola imagen. La vida del arte contemporáneo en Duchamp que nutre la actividad creativa de Rodrigo y la metáfora del árbol de la vida contenida en el poste de los voladores, que hacen del humano un mito al ponerlo a volar, que lo sitúan en el árbol bien arraigado en la tierra y que alcanza las alturas celestes, rotando hacia todos los puntos cardinales del universo, en petición y activación de las fuerzas generativas de la vida. 

 

 

 

 

 

Fernando Gálvez de Aguinaga

Curador

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